viernes, 19 de noviembre de 2010

Entrevista con el primer ganador de la convocatoria que organizó MAGO Editores en 2009:

“La calle, la selva misma, con todos sus códigos. Eso te agudiza los sentidos”


Mario Silva Mera, ganador de la convocatoria que organizó Editorial MAGO “Nuevos Escritores”, donde participaron casi cien obras de cualquier género literario, habla de sus impresiones sobre su novela, “El Roberto y la Julia”; libro que fue lanzado en la Feria del Parque Forestal. En esta entrevista el autor desmenuza el nacimiento de su creación, lo que aprendió en la calle (se crió en la Fundación Mi Casa) y cómo pone en práctica estas experiencias en esta versión popular del clásico de Shakespeare “Romeo y Julieta”.



Luis Rivano, connotado escritor chileno, escribió el prólogo de “El Roberto y la Julia”. Prólogo, que a mi parecer, es la mejor manera de hacer una presentación a esta entrevista: “Me interesa, eso sí, decirles que para mí es importante que, autodidactas como Mario Silva -que están en la línea de un Panit Istrati o de un Petre Bellú- y tantos otros, que escriben sin haber tenido más universidad que la calle, sean leídos.
Es curioso pero la calle nos enseña una cosa que es muy difícil de adquirir, y que mucha gente instruida desconoce: la capacidad de sentir piedad. Y la piedad es parte fundamental de la materia prima de los buenos escritores”.    

-¿Cómo nace “El Roberto y la Julia”?

Nace de la necesidad de ganar un premio. Yo soy hombre de fe, y pedí a Dios que me alumbrara, que me indicara el derrotero. Ya llevaba dos años cesante y necesitaba el dinero con urgencia, ya que el desahucio se me estaba terminando. Al otro día de pedir, tomé mi cuaderno de apuntes, que uso diariamente para anotar ideas, y al ojearlo, me encontré con las fichas de los personajes de este libro y algunas escenas que había boceteado. Me demoré dos semanas en escribir el primer borrador. Definitivamente amo esta novela, que ya lleva dos premios (el de Editorial MAGO y en 2004 el Primer Premio del Concurso Gabriela Mistral 2004, de la Municipalidad de Saniago).

- ¿Cuánto tiene que ver tu experiencia personal en este relato? ¿Cómo influye el haberte criado en la fundación Mi Casa?

Es la experiencia que te da la vida. El capital de un verdadero escritor está en la vida misma, porque siempre se escribe sobre lo mismo: personajes que viven situaciones dramáticas. Siento que poseo esa experiencia y que me ha servido mucho para tejer mis historias. Pero no basta sólo con eso, también hay que tener valor para escribir sobre la vida. Flaubert decía, “Madame Bobary soy yo”, y tenía razón: el escritor es toda la novela, todos los personajes, y cuando uno escribe muchas veces debe descender al lado oscuro que llevamos dentro y debemos bucear con verdad, navegar resucitando viejos dolores que al escribirlos, siempre terminan siendo verdades liberadoras. Así nacen las buenas obras.

- ¿Qué aprendizaje de la calle se necesita para convertirse en escritor?

Tendrías que vivirlo. La calle es dura, salvaje, violenta. Ahora mil veces más que cuando yo era niño. La selva misma, con todos sus códigos. Esto te agudiza los instintos, todos, sin faltar ninguno. Cuando la dejas, es muy fácil reconocer a lo lejos a un ladrón, a un estafador, a un asesino, pero también a un santo o a una santa. El odio, el amor, la piedad, no tiene nada que ver con lo que el común de la gente siente al respecto de estos sentimientos.

- Luis Rivano habla en el prólogo de El Roberto y la Julia que la calle da piedad…

Que definitivamente es cierto, porque como ya te explicaba, se agudizan los instintos, los sentimiento se agrandan porque no importa el tiempo, solo importa la subsistencia. Se ama y se odia con otra intensidad, con otra fuerza. No le puedes pedir a un niño que ha visto un asesinato a los tres años, y una violación a los seis, que no sea capaz de reconocer a un asesino, o a un potencial violador, con el solo hecho de estar parado a su lado.

- Esta es una nueva versión de Romeo y Julieta (Roberto y Julia), un clásico del cual se han hecho muchas adaptaciones. ¿Qué tiene de especial ésta?

Que representa a un sector de nuestra población que es satanizado a diario en los noticieros. Yo tomo la trama y la llevo a esta realidad, con cosas y casos que veo a diario, y los uno, y juego con ellos en forma dramática, como en el clásico, pero libremente, sin traicionar esa realidad que conozco desde niño. Si la traiciono, entonces no escribo con verdad, y si no lo hago con verdad, la obra se pierde, no representa a nadie.

- ¿Cuál crees tú que es el fenómeno sociológico que se da en este libro y que desencadena los sucesos que ocurren en él?

La marginalidad forzada y salvaje en la que se está insertando a una porción más que importante de nuestra población. Es una parte excesivamente intoxicada con una publicidad donde se les promete el mismísimo paraíso, y que al final, después de anular voluntades, termina construyendo esperpentos esclavos del consumismo. Si supieras la cantidad de personas amargadas que existen hoy en día, no lo creerías.

- En el libro hay una crítica abierta al sistema de país, que por un lado ejerce una represión brutal contra la gente de las poblaciones, pero por otra parte deja que se maten solos. ¿Cuál es tu opinión personal con respecto a este tema y que, como decía, se siente en el libro?

La crítica está, pero me esforcé porque el lector la descubra por él mismo, para no hacer discursos. Me cargan los discurso, debe ser por esto que no me caen simpáticos los políticos de todas las tendencias. Yo creo que quienes ejercen el poder, saben muy bien lo que sucede con las drogas. La droga mueve, y anota bien, 720.000 billones de dólares en el mundo entero. Siento y creo que quienes ejercen el poder, saben muy bien que la droga les sirve de equiparador social, de regulador sociológico automático. “Hay que dejar que la ROTÁ se mate y después entramos a contar los muertos”. Lo he escuchado más de una vez, pero no de forma oficial. Nadie de los que ejercen el poder lo van a decir en voz alta, pero se nota en la actitud. “Todos los rotos son flojos, potencialmente malos y no se adaptan al sistema, son flojos como los indios. Más seguridad ciudadana y la educación sigue siendo una mierda”. Yo digo en esta novela: A la mierda los prejuicios y los rotos, lo mismo que los paltones, son personas, y también tienen historias, lindas historias. Mi premisa de vida es que no importa la condición social de una persona, todos tenemos la capacidad de ser héroes de nuestra propia vida.

- ¿El amor es una forma de escape social, es decir, una manera de poder cambiar un poco el destino? 

Para mí el amor lo es todo, es el combustible mismo de la vida. El amor por un hermano, te hace perdonarlo y amarlo tal como es. El amor es la forma de poder hacer milagros. Te lo dije, soy creyente, por lo tanto, al ser hecho a imagen y semejanza del creador, podemos hacer cosas impensadas, ir más allá de nuestras posibilidades. Los que ejercen el poder, no matan a nuestros héroes, a nuestros referentes de norte, y a los otros nos mandan a la oscuridad: sólo ellos saben de Dios, Dios se acomoda a sus protocolos y por lo tanto, los rotos no saben nada de Dios.

-¿Qué se siente haber ganado el premio de la Municipalidad de Santiago?

Primero una gran alegría, pero serena, nada de soberbia porque para mí el éxito es ser feliz en el proceso de escribir. El premio es la meta, es la referencia que se alcanzó un puerto, pero también es la señal para la partida hacia otro.

-¿Por qué crees que ganó tu libro?

Sinceramente no lo sé, pero me imagino que tiene los méritos necesarios para haberlo ganado. Para mí, como mérito, considero que una obra literaria debe ser básicamente, entretenida, original (que nadie haya escrito sobre lo mismo), clara en presentar la historia y sus personajes, debe poseer un lenguaje vivo, claro, lejos de lo retorcido y cercano al lenguaje «real»; debe tener un drama bien estructurado. También humor y ternura.

-Puedes contarnos acerca de tu próxima novela...

Se llama “Toño, en la dura”, y trata sobre un lolo de 14 años que debe hacerse cargo de sus hermanas menores, porque su madre ha caído reventada por pasta base. Él también debe salir de la pasta para hacerse cargo de ellas. (De paso te cuento que cuando cumplí los 15, falleció mi madre y tuve que hacerme cargo de cinco hermanos menores. Si no escribes con verdad, tarde o temprano el lector inteligente te pilla y te bota el libro).

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